psicópata de guante blanco: imagen destacada

Relato: Psicópata de cuello blanco

imagen de autor: Javier Eugercio escritor
También estoy por aquí…

Hoy te traigo un relato impactante. Pero antes te hablaré de mi bautismo literario y del ser más peligroso para los miembros de nuestra especie, el psicópata de cuello blanco.

Tiempo estimado de lectura: 8min.

Acerca de mi bautismo literario

En los próximos meses, tanto sociópatas como psicópatas se pasearán por este blog como Pedro por su casa. No se trata de un capricho personal. Tampoco tengo intenciones homicidas ni estoy tramando ataques contra la población civil.

Abordaré esta temática porque Aquiles Entrecoz, el protagonista de la novela breve que publicaré en otoño de 2020, es un sociópata de manual. (Aunque los términos se parezcan, no es lo mismo «sociópata» que «sociata»; por si las dudas.)

La novela se titula «TERRORHOME». ¿Qué te parece esta promo?

El psicópata de cuello blanco

De la figura del sociópata me ocuparé en futuras publicaciones. En el relato de hoy, el foco está puesto en el psicópata de cuello blanco, apelativo empleado para referirse a los psicópatas no violentos que, para nuestra desgracia, ocupan cargos de poder en el mundo de la política o los negocios.

Resulta muy complejo determinar quién es un psicópata o quién no lo es. No hay patrones fijos ni evidencias científicas que lo esclarezcan, pero los estudiosos de la psicopatía han definido algunos rasgos que caracterizan al psicópata:

  • Falta de empatía
  • Alta capacidad de manipulación
  • Comportamiento impulsivo e irresponsable
  • Narcisismo desmedido
  • Uso permanente de la mentira.
  • Poder de seducción
  • Ausencia de remordimientos
  • Abuso y hostigamiento
  • Obsesión con el poder y el control

Influidos por el cine y la cultura popular, relacionamos a los psicópatas con el mundo del crimen, pero las personas integradas y de buena reputación también incurren en conductas psicópatas.

Es más, según varios estudios psicológicos, la falta de empatía abunda más entre los altos ejecutivos que en la población obrera. El psicólogo australiano Nathan Brooks estima que entre el 3% y 21% de los altos ejecutivos presentan rasgos psicopáticos.

Estos porcentajes son similares a los de la población reclusa. Aquí te dejo un artículo de EL PAÍS SEMANAL que profundiza en este asunto. Muy recomendable.

Los asesinos en serie son los psicópatas más temibles. Sin embargo, los que manejan los hilos desde sus cargos de poder generan un sufrimiento ilimitado a millones de personas. Supongo que no hace falta que enumere los males que padece el mundo por culpa de los actos y decisiones de esta clase de psicópatas.

Llegó la hora de que conozcas a mi psicópata de cuello blanco…

Psicópata de cuello blanco

La sociedad me creó a su imagen y semejanza. Un alfarero sin principios solo puede moldear potentados atroces cuyo oficio es fingir, calumniar, manipular y trepar. Una infecta garrapata, soy; el ciudadano es el perro al que chupo la sangre y contagio de rabia.

Llevo impresa en la frente la palabra «corrupto». Soy escoria para muchos, pero otros tantos me consideran el puto amo. Arden las casas de la gente, los estómagos rugen y los dramas se acumulan en los dosieres de mis asistentes. «Resolvedlo vosotros —le digo—, bastante tengo con lidiar con la cochina prensa».

No soporto a la clase obrera; odio su lamento incesante. ¿De qué se quejan? Que usen los codos, que pisen y muerdan, que pulan su oratoria y persuadan, que prescindan de la moral y estudien la manera de vivir del cuento. Borregos quejumbrosos. Corderitos del Señor. Les sonrío, pero les detesto. Que se jodan, el pez gordo se come al chico, ¿tengo yo la culpa de que el mundo funcione así?

«Nieves, ¿a qué hora pasan a recogerme?». Mi secretaria me pone. «A las diez, don Alberto», me contesta por el interfono. Me respeta demasiado. Me teme demasiado. A veces me sobrepaso, pero no dirá nada. Podría tener a otra más complaciente, pero me gusta que se resistan a la vez que toleran y van haciendo concesiones. Esta es perfecta.

El Audi de alta gama me recoge en la oficina. Tengo que firmar algo importante, chanchullos de maletín y si te he visto no me acuerdo. Estos hijos de puta se van a cargar el planeta, pero la soja es necesaria. Que deforesten cuanto quieran, que expulsen a las poblaciones autóctonas, si no fuera por la soja ¿cómo coño engordarían a las vacas, cerdos y pollos que alimentan a medio mundo? Los ecologistas pueden meterse por el culo su efecto invernadero; ¡gilipolleces!

Pongo a buen recaudo el maletín. Mi gestor es de primera división, una eminencia en ocultar dinero en paraísos fiscales. No soy un chapucero, cumplo a rajatabla el decálogo del buen corrupto:

  1. Crea mecanismos de impunidad para estar por encima de la ley.
  2. Si la moralidad se interpone en tu camino, apártala de en medio y sigue adelante.
  3. Nunca firmes un documento que no esté avalado por un técnico al que puedas chantajear con arruinarle la vida.
  4. Acude a los festejos, romerías, homenajes y actos solidarios con el atuendo conveniente según la ocasión. Mézclate con el pueblo. Hazte suyo por unas horas y gánate su confianza.
  5. Por muy oportunista que sea tu presencia o discurso, no tengas reparo en apoyar las causas, leyes o iniciativas que te convengan. Pásate la hemeroteca por el forro de los cojones.
  6. Por muy evidentes que sean tus delitos, niégalos con sumo descaro. Cuando te lluevan las imputaciones, ponte el chubasquero del patriotismo y abre el paraguas de la tranquilidad de conciencia.
  7. Defiende y proclama tu presunción de inocencia. Posa tu mano sobre la Biblia y agota las vías judiciales, acude al Constitucional y, en última instancia, plantea un recurso ante el Tribunal de Estrasburgo.
  8. Si te quedas sin argumentos, declárate víctima de una conspiración. Tus rivales políticos se han propuesto eliminarte y tu partido te utiliza como cabeza de turco.
  9. Utiliza las urnas para limpiar tu nombre. El voto es un aval democrático que ratifica al corrupto. Si no hay condena en firme, saca a relucir tu absoluta desvergüenza.
  10. En el caso de que te pillen, no dimitas nunca, sería como admitir la culpabilidad. Afronta el paseíllo a la entrada de los juzgados con la cabeza bien alta. Que no falten los vítores de militantes afines y lameculos que comen de tu mano. Indícales que luzcan banderas de tu región, pueblo o ciudad en señal de agradecimiento. Crécete ante las muestras de apoyo y proclama tu honesta dedicación al servicio a la comunidad.

Siguiente destino: Parador de Ávila. El chófer me deja en la entrada principal. Se trata de una comida con un obispo, un marqués y dos empresarios de los gordos, cuatro pelmazos que me darán la vara mientras me limito a sonreír y condescender. Todo sea por unos judiones de El Barco. Esta vez, sin putas de lujo de por medio, me despreocupo de los incómodos gases.

En la mesa, el obispo habla del compromiso de la Iglesia con el continente africano. La situación vuelve a ser desesperada. La nueva crisis humanitaria necesita el apoyo de la ciudadanía y la implicación de la clase política. Se mete en la boca un buen trozo de chuletón, mastica sin decir nada y se termina, de un deleitoso trago, la copa de Vega Sicilia Valbuena.

El camarero que nos atiende se acerca a la mesa y nos sirve otra dosis de elixir. «¿Les abro otra botella?», pregunta. El obispo me mira interrogante. Sabe que paga el contribuyente por medio de mi tarjeta Black. Sonrío, asiento con la cabeza y el camarero descorcha la tercera botella. «Hacemos lo que está en nuestras manos —afirma el obispo—, pero no es suficiente. Necesitamos más fondos estatales para auxiliar a las víctimas de las guerras y catástrofes».

Los empresarios también piden. Les preocupa el avance del populismo y exigen una política fiscal que les facilite la creación de puestos de trabajo. «Por el bien de los trabajadores», afirman, y amenazan con tributar en el extranjero si les apretamos las clavijas. Recibo sus consignas durante el postre: saben que el lunes me reúno con el grupo mediático más relevante del país.

El tocino de cielo, exquisito; las yemas, un clásico que nunca defrauda. El marqués tiene problemas con el azúcar, hace un gesto resignado y nos explica que debe ausentarse por motivos familiares. El noble tiene la clase de renunciar al postre y al café, los demás no rechazan ni el chupito de la casa. La cuenta, con la propina incluida, mil euritos de nada.

En el Audi, de vuelta a Madrid, repaso con Nieves la agenda del lunes. «Un beso, tesoro», le digo al despedirme. «Hasta el lunes, don Alberto». No cuelgo, sabe que está incumpliendo mis exigencias. «Un beso», añade, resignada, con un encubierto desdén que me la pone dura. Tampoco es para tanto, si no le gustan mis jueguecitos que se busque otro empleo.

La reunión del lunes será tensa. Desde arriba nos aprietan para que los medios de comunicación difundan, como hasta ahora, su dogmática propaganda.

¡Cuánto obrero subnormal! Idolatran a los ricos, les consideran benefactores de la patria y creen que una subida de impuestos a las grandes fortunas, les perjudica. Habrá más paro, los ricos guardaran sus millones en paraísos fiscales, registrarán sus empresas en países más amables en cuestiones tributarias. Qué ignorantes, llaman patriotas a los que explotan y coaccionan a la clase obrera.

A los políticos no nos pasan ni una, pero a la chusma del IBEX 35 la defienden a capa y espada, por mucho que les precaricen el empleo y la propia existencia. Si tuvieran dos dedos de frente, les tacharían de lacra social y tomarían las calles. Es de cajón, el grueso de la carga impositiva deben soportarla los más pudientes, no los que se dejan los cataplines para llegar a fin de mes. Estos son los verdaderos patriotas.

En fin, los mandatarios a lo nuestro, divide al pueblo y vencerás. ¿Izquierda o derecha? Posiciónate en un bando o elige la opción menos mala, pero vota. Con el cuento de la democracia, les tenemos cogidos por las pelotas. Los corruptos sembramos el odio, urdimos estratagemas, nos vendemos al mejor postor y diseñamos cortinas de humo, así nos llevamos un trocito del pastel.

Soy experto en ocultar las subidas de impuestos, los malos datos económicos o cualquier otra noticia que afecte a la ciudadanía. En la reunión del lunes, acordaremos el calendario informativo de la próxima quincena.

En esta ocasión, para camuflar las exportaciones de armas a países beligerantes, lanzaremos una campaña de noticias insustanciales que estará encabezada por el clásico Madrid-Barca, el festival de Eurovisión y la búsqueda de una joven desaparecida.

En este país es sencillo manipular a las masas. Los vendehúmos fabricamos noticias falsas o aprovechamos el impacto mediático de eventos o sucesos que alimentan el morbo, la euforia patriótica o el fanatismo.

Salvo los días lluviosos, el chófer nunca me deja en la puerta de casa. Me gusta pasear desde la entrada de La Moraleja hasta el palacete residencial de don Alberto Peñaranda de Chavaler. Es el mejor momento del día. Enciendo un cigarrillo Cohiba y me regodeo en la opulencia del barrio. La belleza, el orden, el lujo, el confort, el éxito…

Mi mujer me desquicia. Lo tiene todo, pero no sabe relajarse y disfrutar. Para no divorciarnos, acordamos un pacto de no agresión y cada uno vive a lo suyo. De cara a la galería fingimos normalidad, pero en casa apenas nos tratamos. Me trae sin cuidado, la impostura está tan normalizada en mi vida como el dormir o el respirar.

«¡Eres un psicópata!», me gritó mi mujer en cierta ocasión. Puede que lo sea, un psicópata de cuello blanco que ama el prestigio y los placeres terrenales. El hombre recto, que se flagele por el cargo de conciencia y los males del mundo.

Le debemos mucho a la Iglesia Católica. Ellos crearon el pecado y la culpa, sacaron La Biblia de contexto y se apropiaron de la figura de Jesucristo. Una jugada maestra, la cortina de humo más grandiosa y eficaz de todos los tiempos. Los psicópatas de mi especie, a Dios rogando y con el mazo dando, aún recogemos los frutos de esta cosecha milenaria.

Recursos gráficos de pngtree y pixabay.

¿Te impactó mi psicópata de cuello blanco? ¿Crees que esta clase de sujetos son frecuentes en la clase política o empresarial? ¿Lo hablamos en los comentarios?

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10 Comentarios

  1. Mariángeles Prat
    14 marzo, 2021

    Este relato no lo había leído y me ha parecido soberbio. Real como la vida misma. Así es tal cual la calaña de nuestros políticos.
    Un abrazo, Javier

    Responder
    1. Eugercio
      15 marzo, 2021

      Muchas gracias, Mariángeles, compartimos la misma percepción: es un perfil psicológico bastante creíble de un político cualquiera. En este o en otro país.

      Responder
  2. Hana
    14 enero, 2020

    La sociedad no necesita un cambio, necesita un reinicio. Un reinicio que empieza en el ADN. A veces siento que cierto sector de esta sociedad no comparte el mismo ADN que el grueso de la población, esa destinada a ser el rebaño. Y siempre queda la conspiración … entretenida, pero que da que pensar como alegoría, mito, leyenda o cuento… si en verdad no serán sucios reptilianos de otro planeta, con todas esas características y rasgos psicológicos que has enumerado, que nos crearon de forma artificial a su imagen y semejanza a partir del mono, para explotar y obtener un beneficio para los de su raza. No me parece tan descabellado. O que todo sea una matrix, o un programa informático, una realidad simulada, un programa televisivo, el show de Truman en instagram. A veces lo más sensato es creer esto, que es todo una broma, y que Trump es un holograma.

    Responder
    1. Eugercio
      18 enero, 2020

      Me encanta la interpretación que hiciste del relato. Te distanciaste de la aplastante realidad proponiendo explicaciones alternativas a la conducta de los psicópatas de guante blanco. Seres, ciertamente, desprovistos de cualidades empáticas, de una soberbia y falta de escrúpulos tan alarmante que pone los pelos de punta. ¿Estamos a la merced de estos psicópatas? Si son de carne y hueso me temo que sí, pero después de leer tu comentario la duda sobre su verdadera humanidad se me antoja razonable. Bravo, Hana, siempre aportando nuevas ideas y matices, ¡te nombro sacapuntas oficial de Cadenas de papel!

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      1. Hana
        23 enero, 2020

        Sacapuntas oficial! Quiero mi pin!

        Responder
        1. Eugercio
          23 enero, 2020

          Tendré que encargar unos pines a una empresa de merchandising. ¡Qué disgusto me has dado, a ver ahora cómo cuadro los números del presupuesto!

          Responder
  3. Camueso
    19 diciembre, 2019

    Magnífico relato que refleja el lado oscuro de esa política cruel, asentada y tolerada por todos nosotros, borregos del sistema. Enhorabuena, me encantó.

    Responder
    1. Eugercio
      19 diciembre, 2019

      Gracias, Camueso. El relato sería un buen guion para un corto. No estaría mal que dicho corto, por un día, desplazara de la parrilla de programación al nauseabundo El hormiguero y a su lameculos presentador. La euforia de la sociedad complaciente, por un día, se convertiría en la misma náusea que siento yo ante el tsunami de frivolidad y completa gilipollez diseñado para idiotizar a los televidentes. Pero no culpo en concreto a El hormiguero, que conste, ellos ofrecen lo que el grueso social demanda.

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  4. Dantesco L. Johanson
    15 diciembre, 2019

    Es complicado, casi imposible, y has de hacer un viaje a tu interior muy intenso, para no caer en manos de la ‘mente densa’ y padecer un ascazo de manual con la precisa, concisa y exacta descripción de semejantes personajes.
    Posiblemente personajes como estos no dejan de ser el espejo preciso de una sociedad empapada de mediocridad. Este comentario es neutro, ni lo critico ni me interesa dar una opinión personal, por que procuro deshacerme de ellas, pero esa mediocridad no deja de ser una ‘realidad’ dual.
    Los corderos que van camino al matadero mientras depositan el voto cuando se les ordena, son exactamente como Chavaler, a otra escala más reducida. Pero que sencillo es eso de buscar los culpables siempre en el exterior, sin asumir nunca la parte de responsabilidad de uno mismo, verdad?
    Intento cada día aplicar el ‘no juicio’ en mi viaje por estos derroteros y en esta experiencia que decidimos experimentar, de ahí mi comentario plácido sobre esta cuestión de la que hemos conversado cientos de veces, lo que no quiere decir que excuse semejantes conductas.
    Me he reconvertido como personaje para que los centenares de miles de ‘chavaleres’ que merodean por esta irreal dimensión no me provoquen náuseas ni odios. Precisamente ayer conversaba con una mujer sobre la explotación sexual de mujeres, una de las cuestiones que más odio y repulsa me causaban siempre.
    Excelente relato una vez más, esperaremos con paciencia y sapiencia esa novela del sociópata Aquiles, que como cualquier otro personaje o persona, merece la comprensión y el perdón.
    P.D: No desvelo nada del nonato, hay que dejarle sus nueve meses de maduración como a cualquier criatura, pero ya sabes que como lector 0, yo ya he perdonado a Entrecoz.

    Responder
    1. Eugercio
      15 diciembre, 2019

      Ante un psicópata de este pelaje, los sentimientos de odio, rabia y repulsión son prácticamente inevitables.
      Parir un monstruo así no es sencillo para el autor, conlleva exponerse al rechazo de los que se sienten atacados, porque, como bien dices, don Alberto Peñaranda de Chavaler es el reflejo de un amplio sector de la sociedad que adora el dinero, el éxito, el lujo, el sexo, la fama o el poder.
      Les manipularon, les enseñaron a ambicionar y a competir y ahora nos dirigimos al colapso global. La clase política y empresarial, no es más que un reflejo de todo esto.
      El sueño americano apesta más que nunca. Las cumbres climáticas se suceden y a los genocidas ecológicos, representantes electos de la sociedad conservadora, solo les preocupa el crecimiento económico. No tengo ninguna fe en que esto vaya a cambiar hasta que los jóvenes, los que ahora se manifiestan, asciendan a cargos de poder y cambien las cosas por instinto de supervivencia.
      Dantesco, muchas gracias por ofrecernos tu punta de vista. Estoy de acuerdo, desde la vertiente espiritual todos merecemos comprensión y perdón, somos fruto de un condicionamiento y actuamos conforme a nuestras propias circunstancias. Sin embargo, desde la vertiente social, los culpables han de pagar por sus delitos. En el caso que nos ocupa, los psicópatas de guante blanco deberían tener, como poco, el mismo trato que los asesinos en serie. Desde sus cargos de poder, provocan un sufrimiento ilimitado y nos conducen al exterminio masivo.
      P.D.: En efecto, Aquiles Entrecoz subirá a la palestra de los sociópatas en 2020, te informaré de cómo va el embarazo literario. Tengo novedades.

      Responder

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